Día de Muertos: El Puente Entre Dos Mundos
En la casa de la familia Morales, el aire huele a copal, y las flores de cempasúchil adornan el altar que Carmen ha comenzado a preparar. Luisa, su hija pequeña, observa con curiosidad cada detalle que su madre coloca. Carmen le explica la importancia de cada objeto, desde las fotos hasta las frutas, mientras le cuenta sobre Antonio, su abuelo fallecido, quien es el espíritu principal al que honrarán este año. Con cada ofrenda, Luisa siente una conexión especial con los recuerdos y el significado profundo de esta noche.
Carmen: Mira, Luisa, estas son las fotos de tus abuelos. Colocamos sus imágenes aquí para recordarles y hacerles saber que siempre estarán con nosotros.
Luisa: (Curiosa) Mamá, ¿y las flores de cempasúchil? ¿Por qué siempre ponemos tantas?
Carmen: Las flores de cempasúchil guían a los espíritus con su color y aroma. Para nuestros ancestros, el cempasúchil es una flor sagrada, que ayuda a que los difuntos encuentren el camino de regreso a casa.
Luisa: (Asombrada) ¿Crees que el abuelo Antonio vendrá a vernos?
Carmen: Yo creo que sí, hija. Cada Día de Muertos, las almas cruzan este puente para visitarnos. Por eso ponemos sus platillos favoritos en el altar, para que sepan que pensamos en ellos.
Luisa: ¿Y por qué también hay calaveritas de azúcar?
Carmen: Las calaveritas representan a la muerte, pero no con miedo, sino como un recordatorio alegre de que es parte de la vida. Las hacemos de azúcar porque son dulces, como los buenos recuerdos.
Mientras Luisa coloca cuidadosamente una calaverita en el altar, siente que el ambiente a su alrededor se llena de algo especial, como si no estuvieran solos. De repente, una brisa suave mueve las velas, y Luisa cierra los ojos, imaginando que su abuelo está ahí, sonriente.
Luisa: Mamá, ¿qué más falta en el altar?
Carmen: Aquí está el pan de muerto. Es un símbolo de la vida y la muerte, y su forma circular nos recuerda que todo es un ciclo.
Luisa: ¡Qué bonito! ¿Y esas luces?
Carmen: Las velas representan la luz que guía a los espíritus hacia nosotros. Cada llama es como un pequeño faro que ilumina su camino desde el otro mundo.
Esa noche, la familia se reúne alrededor del altar, recordando anécdotas de Antonio y compartiendo historias sobre los seres queridos que ya no están. Luisa escucha atenta, sintiendo que está en un lugar donde pasado y presente se encuentran.
Carmen: Luisa, esta celebración es importante porque nos conecta con nuestras raíces y nos enseña a no temer a la muerte, sino a honrar la vida de quienes amamos.
Luisa: (Sonriendo) Estoy feliz de que el abuelo Antonio esté aquí, aunque no lo pueda ver.
Con el altar encendido y la familia reunida, los Morales sienten que sus seres queridos los acompañan, creando un vínculo entre el pasado y el presente que les recuerda que, mientras los recuerden, nunca estarán realmente solos.
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